lunes, 25 de julio de 2011

La realidad de las Redes sociales.


La realidad de las Redes sociales.

En mi vida he estado en muchos lugares, también he conocido a muchísimas personas, pero ninguna igual a la persona que les voy  a presentar. Alejandro iba conmigo en la universidad, era un hombre decente, inteligente, mantenía calificaciones de honor y tenía buen trato hacia los demás. Aunque era buena persona, nunca llegué a conocerlo bien, tal vez porque nunca me dejo saber más de él. Lo que recuerdo, es que era buena gente, siempre quería más, no le bastaba lo que tenía. Conoció a Karla y desde el principio y durante muchísimo tiempo, se llevaron bien.  y parecieron congeniar a la perfección. Estuvieron como pareja por más de 3 años y decidieron casarse. Estaban felices; yo aún los frecuentaba. Karla era una mujer muy dulce y madura, siempre admiré su capacidad para resolver problemas.
Después de un año de casados, tuvieron una hermosa hija a la que le pusieron por nombre Renata. Era igual que su madre, dulce y jovial.  Al cabo de un año, nació Santiago: ahora sí, eran la familia perfecta.
Un día, Alejandro salió a una fiesta por parte del trabajo. Yo lo acompañe, así que me presentó a todos sus compañeros, entre los cuáles estaba Elena, una mujer independiente y hermosa, cabe decir. Se notaba que entre ellos había química, se llevaban bien.
Ese fue el último día que vi a Alejandro.
Luego simplemente me contó que se había enamorado perdidamente de Elena, que decidió estar con ella y tener una hija. Me causó tristeza porque conocía a Karla, y sabía que esto la iba a destrozar. Mientras tanto, Alejandro estaba manteniendo a las dos familias, y el estrés era notablemente duro.
Al final, decidió quedarse con Karla, y abandonó a su amante y a su hija. Dejó de verlas por mucho tiempo.
En toda su vida había cometido muchísimos errores, sin darse cuenta de ninguno. En realidad no puedo narrar lo que pasó alguna vez por su mente, porque lo desconozco. El decidió hacer una cuenta de correo electrónico, haciéndose pasar por un chavo de 20 años, y aceptaba a mujeres jóvenes, haciéndoles creer cosas que no existían fuera de la pantalla.
Un día como cualquiera, al abrir su cuenta de correo se encontró con dos solicitudes de amistad las cuales pertenecían a dos bellas mujeres:

                            

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